Martes 13 de Septiembre
Hacia el VIII Congreso de la AMP 2012
Reseña de la Tercera Noche del Comité de Acción Scilicet - Hacia el VIII Congreso de la AMP
por Viviana Mozzi
Presentan: Graciela Esperanza, "Nada" y Alejandra Eidelberg, "Poética"
Comentarios: Silvia Ons y Paula Vallejo.
Coordinación: Gerardo Arenas.
En su trabajo "Nada", Graciela Esperanza ubica, por un lado, la nada que la ciencia rechaza por ser "nadería", parafraseando a Heidegger, por otro, su valor de resto fecundo de la operación del lenguaje, en tanto lugar topológico que implica la dimensión del objeto a como consistencia lógica y no como falo faltante. De ese modo, sitúa la nada en la estructura. El emplazamiento del objeto, como lugar, al comienzo de una cura, permitirá recortar el vacío a partir de las vueltas de la demanda, sostiene la autora, siempre y cuando la posición del analista sea la de la abstinencia, su silencio.
El traslado de la nada al analista como su envoltorio, abrirá las posibilidades para el analizante, de darle peso de sentido a sus palabras y hacia el final, un nuevo traslado de esa nada sobre el sujeto que le permita situar su ser de objeto.
Por su parte, Alejandra Eidelberg, es su trabajo "Poética", acentúa la poética como sesgo de la interpretación analítica que despabila del discurso adormecedor de la posmodernidad, discurso éste último que reduce lo imposible y el objeto a, a un resto en tanto escoria y no como resto fecundo.
A partir de un slogan publicitario –Impossible is nothing–, la autora ubica las coordenadas que darían lugar a pensar el nuevo orden simbólico del siglo XXI, en tanto forzamiento a reducir lo imposible a nada, y la posibilidad de que la poética, sea el sesgo por el que la interpretación analítica produzca su matiz.
Subraya una dimensión de la poética que, más allá de la lingüística que también adormece, ejemplifica con la poética beckettiana que progresa hacia la "despalabra" y que se sirve de los cortes y fragmentos. En el horizonte, la poética y el pudor para lo innombrable por el lenguaje.
En su comentario, Silvia Ons, destacó la precisión en el trabajo de Esperanza, para situar el estatuto del objeto a en tanto nada, como vacío de goce y no como plus, tomando como referencia la lista de objetos que Lacan sitúa en "Subversión del sujeto…", en la que coloca al final "el nada". El objeto a no quiere decir siempre lo mismo, sostuvo, y situar esa diferencia implica ubicarlo en su lugar preciso: como resto fecundo.
Tomando las referencias que el texto "Nada" tiene de Heidegger, las puso en línea y diferencia con las elaboraciones freudianas y lacanianas: teniendo en cuenta que el ser heideggeriano no incluye las huellas de la pulsión y los embrollos de la diferencia sexual, se preguntaba, ¿acaso en el objeto a no resuena el "ante algo" de la angustia en Freud y la nada de Heidegger?
Por otro lado, sostuvo que para pensar la nada, Alejandra Eidelberg propone la vía de la poética, como modo de desautorizar el lenguaje y lograr el máximo extrañamiento, en tanto la poética de Beckett es un intento de decir lo imposible.
Paula Vallejo, a cargo del otro comentario, destacó que la poética analítica supone una posición frente a lo real sobre lo que hay que operar. En este sentido, el trabajo de Alejandra Eidelberg, apunta al meollo de la praxis analítica, en tanto introduce la función de obstáculo que entraña el objeto. El slogan –Impossible is nothing– invita a los analistas a encarnar esa función de obstáculo que sitúa como una modalidad del decir poético en su relación con la dimensión del chiste, sostuvo. Ubicar en el límite del decir la poética y el pudor, indica la relación de la poética con el semblante, posibilitando el acceso a lo real sin nombre, un bien decir.
¿Qué cosa hace de los trabajos una pareja?, se pregunta. El psicoanálisis le da al enigma de la nada el valor de existencia y esto implica que sea soporte de las significaciones singulares y que, a la vez, ciña su límite. De este modo hacer frente al slogan de la época.
La poética de la intervención analítica –"Poética"–, es la que introduce en la dimensión del tiempo de la transferencia –"Nada"–, posibilidad de ruptura necesaria para que se revele la falla en el decir.
Ambas comentadoras, destacaron el proceso de inversión topológica del lugar del objeto a, con sus primeras consecuencias: el analista como envoltorio de la nada y la posibilidad de que la palabra alcance su peso de sentido del lado del analizante, tocando el punto de falla, resonando allí "la inexpresable nada del poeta".
Abierta la discusión, Gerardo Arenas que coordinaba la noche, ubicó en tensión dialéctica la nada y la poética. Su pregunta fue ¿qué pasa con la nada, indispensable para la operación analítica poética, en este nuevo orden simbólico?
Por su parte, Flory Kruger tomó la pregunta planteada y agregó ¿es distinta la nada en el siglo XXI? Por otro lado, señaló si se podría pensar la poética como ficción a diferencia del sinthome de la última enseñanza de Lacan.
Leonardo Gorostiza, tomando los comentarios, situó que si bien la orientación es que el analizante le de peso de sentido a sus palabras, en muchos casos de la época actual, hay que pensar inicialmente el dispositivo como un espacio en el que el sujeto halle un sentido, para luego sí, se lleve a cabo su reducción. El objeto a es un semblante no como los demás sino que porta también un borde real y esta dimensión del objeto nada, indica ese lugar.
Subrayó que si bien el objeto a es aquel del que no hay ninguna idea –"La tercera"–, es así sólo hasta que se rompe en partes identificables del cuerpo, allí entonces las sustancias episódicas de goce, formas del objeto a, diferenciándolo del objeto a como núcleo innombrable del goce.
Es necesario, sostuvo Gorostiza, que el analista encarne el plus de goce del analizante sin confundirse con él. El vacío implicaría que el silencio del analista sería la condición de posibilidad de que el sujeto extraiga luego el plus de gozar que había traslado al campo del Otro.
Sumándose a la conversación Ennia Favret, dijo que tal vez se podría equiparar el "vacío mediador" que François Cheng sitúa en la poética china –Vacío y plenitud–, como función del analista de sostener ese vacío para que algo se produzca. Susana Amado agregó si se podría pensar una relación entre la poética y la sublimación y, Lucía Blanco, que se puede pensar en el modo de hablar en la actualidad, el "nada" como produciendo un hiato, como manera de separarse. |